Fútbol no querer tecnología
El árbitro en el fútbol es fundamental e indispensable en tanto en cuanto es falible. Esta es la conclusión a la que me ha llevado la reflexión que partió de mi asombro al descubrir que «La discusión sobre la conveniencia de aplicar la tecnología en el fútbol es una de las más antiguas» (Luis Buxeres, en La Vanguardia, 2016). Para los que observamos el fútbol como meros espectadores casuales, escuchar cosas como que los órganos rectores siempre se han mostrado muy reticentes al uso del VAR era algo poco menos que absurdo —hasta que, en el partido del mundial de España contra Marruecos lo comprendí todo: la falibilidad del árbitro es fundamental para justificar la derrota de un equipo y derivar el resultado a un fallo del personaje antes que a la superioridad de los rivales o, peor aún, antes que aceptar la ineficacia de los jugadores a los que se apoya.
Para los que contemplamos el evento deportivo desde fuera, un árbitro con sus atributos humanos no puede compararse con la justicia que puede repartir la máquina en un juego donde la velocidad de los actos supera a la del ojo humano y en el que las reglas son muy estrictas y pueden marcar la diferencia entre la derrota y la victoria. Si se empieza a depender de la máquina para valorar los detalles que se le puedan haber escapado al que imparte justicia en el campo, desaparecerán de un plumazo todas las derrotas injustas. Y digo derrotas porque una victoria nunca será motivo de queja para los vencedores. Así que el árbitro es el chivo expiatorio de los derrotados y por eso es necesario que siga ahí.
Imagínese un partido en el que una decena de drones con cámaras incorporadas sobrevolando las diferentes áreas del campo y uno siguiendo al balón constantemente. No habría falta que se le escapara a los controladores en los monitores. ¿Cómo podría, entonces, exculparse a un equipo que ha jugado mal? Los fallos quedarían demasiado expuestos y ya no existiría el famoso recurso al que se ha venido apelando desde hace décadas: "¡La culpa fue del árbitro!"
Pero aún hay más; eliminar a los árbitros de los partidos y sustituirlos por máquinas supondría un tremendo esfuerzo (de momento aún imposible de ser asumido) por parte de todos los jugadores del llamado deporte rey, pues toda falta, todo juego sucio, quedaría expuesto a las claras para todo el mundo y sin género de duda. ¿En qué se convertiría el fútbol? ¿En un juego de "nenazas"? Por último, está lo de las mafias. Las máquinas acabarían con la posibilidad de comprar a los árbitros, por lo que ya lo que se diera en el campo sería lo único válido para ganar un partido y, ¿estarían dispuestos a una cosa así los magnates del fútbol?
Ahora logro comprender (aunque sigo sin compartir) la opinión de tantos y tantos que dicen que el uso del VAR desvirtuaría el fútbol. En las noticias el comentario de un experto quedará en mi memoria como uno de los más divertidos de todo este asunto: “El VAR es una molestia para los jugadores que se ven obligados a parar el juego durante 2 minutos y un sufrimiento para los espectadores que lo pasan mal todo ese tiempo”.