España, Esta España Vuestra

Creo que la sociedad española en general es una sociedad irresponsable e inmadura. Ni la educación en casa ni el sistema educativo ha logrado enseñarle a ser responsable de sus actos y a ser consecuente con sus consecuencias; cual adolescente inmaduro, la sociedad española se queja de todo, pero no tiene argumentos para justificar o explicar sus quejas; lo exige todo, pero sin tener claro qué es exactamente lo que quiere, y lo define todo en términos generales y abstractos de bueno y malo. Viviendo aún de las “rentas” de un trauma generado por una guerra civil que enfrentó a las familias de manera fratricida, los más viejos no quieren saber de problemas; los menos viejos, sin embargo, lo reducen todo a rojo o facha, sofocados todavía por la pesada losa que un día soportaron por vivir bajo la dictadura de Franco; y los hijos de estos, los adultos de ahora, que apenas vivieron esa situación, copian a sus mayores sin interesarse por la realidad exterior (la de Europa) que ya hace más de cincuenta años que se ha renovado. Y en este punto es importante hacer un inciso: cuando la sociedad alemana, que ha tenido que soportar estoicamente (por que no le quedaba otra) la vergüenza del horror de la que ha sido responsable a nivel mundial y que ha sido representada vividamente en cientos de libros, novelas, películas y canciones, y ha ha sido capaz de superar el trauma del nazismo y pasar página, lo mismo que sus víctimas más damnificadas, los judíos, ¿cómo es posible que la sociedad española aún no sea capaz de pasar su página de horror? Y esta sociedad de adultos que no saben pero dicen conocer, han forjado un sistema de valores y un sistema de educación que, decía al principio, se me antoja lo más parecido al que caracteriza a todo adolescente inmaduro y mimado. La sociedad española no me parece capaz de lidiar con los verdaderos problemas porque no es capaz siquiera de identificarlos; más atenta al juego político-electoral que al planteamiento para la resolución de problemas, se enfrenta a la toma de decisiones con escasa capacidad crítica (por no decir nula) del mismo modo que lo hace con la Liga de fútbol, en donde lo único que interesa es quién gana, si mi equipo o el tuyo. Un flaco favor a las futuras generaciones que, por cierto, ya apuntan maneras.